Y al final todo dependía de un hilo, un simple hilo que podía romper lo más eterno, podía separarlo todo, podía transtornar todo lo existido.
Pero claro, quien se iba a molestar en mantener un simple hilo, ¿no?
Nadie le dió importancia al hilo, nadie se percato de su presencia, pero el hilo seguía ahí, el hilo no se iría.
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