Es increíble los sentimientos, recuerdos y emociones que se pueden acumular en un año. Risas, llantos, sorpresas, desesperación...
Y melancolía al pensar que es el último año que pasarás con muchas de esas personas, y en otros casos, alivio al pensar eso.
Pero, en cualquier caso, siempre hay algo bueno que recordar, por estúpido que sea siempre tiene que ser valorado.
Para mí, ha sido el mejor curso/año de toda mi vida, he reido como nunca, y lo mejor, es que lo he hecho cada día, cada día había una anécdota nueva que contar y algo por lo que sonreir, aunque, esto no quiere decir que todo haya sido así, y haya ido de maravilla. También ha habido roces, malos royos, pero es normal ¿no? Es prácticamente imposible agradar a cada persona que nos crucemos y, mucho menos, a las personas con las que convivímos todas las mañanas.
Pero aún así, a estas alturas, creo que es innecesario acordarse de eso, porque ha habido demasiados momentos increíbles que valen la pena recordar, como para preocuparse por el resto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario