Siempre he sido de facilidad de palabra para escribir , nunca me ha costado demasiado trabajo describir lo que siento, pero desde el 14 de agosto, he sentido una opresión en el pecho y un dolor difícil de describir y expresar.
Ese fue el día en el que una parte de mi se fue. No hay día en el que no me acuerde de ti, mi Upy. Hoy cumplirías 13 años. He pasado 12 de mis 17 años de vida contigo, supongo que no es de extrañar que sienta que me falta algo desde que no estás.
Echo de menos bajar la mano y que mis dedos acaricien tu pelo, echo de menos no verte esperándome en la puerta cuando llego a casa, echo de menos no verte, no contarte todo lo que me ha pasado, por insignificante que sea, te echo de menos.
En la mayoría de recuerdos de mi infancia estás tú, y solo con eso ya es imposible olvidarte. Has sido mi mejor amigo, y te lo voy a agradecer siempre.
Me has defendido de lo que más temía, y sí algo sé, es que no voy a volver a tener con nadie la complicidad que tenía contigo, porque ahora veo aun más claro que parecía que estábamos coordinados. Si estábamos en 'territorio desconocido' íbamos juntos sin despegarnos, y aunque fuera conocido, también estábamos así.
El día en el que te fuiste, fue uno de los peores días de mi vida, pero hasta en ese momento, me demostraste lo bueno y noble que eras. Nunca olvidaré como parecía que estabas esperándome, y como agachaste la cabeza en el momento en el que llegué junto a ti. Aunque ese día, como todos, te repetí lo mucho que te quería y lo importante que eres para mi, siempre pensaré que me quede corta, y que no te lo demostré ni la mitad de lo que te lo merecías, lo sé.
Cuando te decía, mientras lloraba, lo mucho que te quería y que lo iba a hacer siempre, tú tenías los ojos cerrados, perro llorabas conmigo. Y fue en el último momento, junto antes de irte, cuando abriste los ojos, me miraste, y te fuiste. Cada vez que lo pienso se me pone la piel de gallina, porque fue algo que me llegó al alma.
Dicen que hay heridas que duelen en el momento y que permanecen en ti para siempre, como tatuajes. No estoy del todo de acuerdo, yo no sufrí solo en ese momento, ni mucho menos, he llorado mucho desde entonces, pero sí es cierto que tú vas a permanecer en mi siempre, pero no como una herida, sino como una de las mejores cosas que me han pasado siempre. Desde que te fuiste, te llevaste una parte de mi contigo, y no es algo que me extrañe, porque después de tanto tiempo es normal que sienta un vacío y que hay algo que me falta, y eso va a estar ahí siempre. Y no por ello digo que vaya a estar mal toda la vida, solo que una parte de mi siempre estará contigo, igual que tú siempre lo estarás conmigo.
Siempre serás mi hermano, y me voy a acordar de ti siempre, porque te lo mereces, y porque te quiero, muchísimo.
Esta carta me sabe a poco, pero por mucho que escribiera siempre pensaría que me estoy quedando corta y no creo que todo lo que te quiero decir pueda expresarse con simples palabras, así que termino aquí, con el corazón en la mano, las lágrimas cayendo, y echándote de menos. Te quiero Snoopy, y felicidades pequeño.